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ROZANDO EL ALMA: GRUPO CASIOPEA LITERARIO


domingo, 27 de septiembre de 2009

EL GRITO DEL MAR por GRACIELA ZECCA



EL GRITO DEL MAR
                                 “Yo busco un amigo en los caminos del agua”
    
I                                                 Eduardo Galeano

Se aferro a la única madera que estaba a pocos centímetros de sus manos. Sus brazos cansados no le permitían dar otra brazada más. La sal le quemaba en los labios, el agua congelaba su cuerpo y su estómago lo sentía como a un globo de aire a punto de estallar.
Cuanto tiempo estuvo tratando de mantenerse a flote nunca lo supo. Porque la espesura de la niebla y la oscuridad solo eran un telón de terciopelo negro presentado ante sus ojos.
Sentía solo agua, olía solo sal, no percibía más que el sonido del devenir de las olas, que lo bamboleaban como un columpio y él inmóvil asido a la tabla.
El mar enfurecido trataba de tragárselo como a una presa más de su alimento diario.
Segundos, minutos, horas… incansable la lucha.
¿Dejarse vencer o no?
Luchar, luchar… esas palabras martillaban en su cabeza.
Su mente ordenaba, pero el cuerpo ya no respondía.
Aún aferrado a la madera, casi amalgamados, siendo uno solo. Rezo en voz alta, sus palabras se hicieron eco en la noche.
Casi adormilado, cuando oyó la respuesta inmediata, un tremendo sacudón lo levantó por sobre el agua y se sintió arrastrar.
La espesura nunca dejo verle hacia donde.

II

Como un eco en la noche, el mar suelta su grito, rompiendo salientes, llevándose vestigios de otros tiempos.
Sus pasos cansados llegaban a la orilla, después de haber luchado contra ese mismo mar que lo arrojo a la playa devolviéndole la vida.
Fue un intercambio quizás... quizás su destino, dar a cambio algo por dejarlo vivo.
Miro la lejanía, pero sus ojos ardiendo de la sal que llevaban consigo,
no lo dejo ver claro, ni distinguir agua y horizonte,  o localizar un alma perdida.
Se arrodillo en la arena, se tomó la cabeza con las manos y lloró desconsolado, hasta que sus pulmones soltaran el aire y el mismo grito ahogado parecido al del mar que lo vomito en la orilla.


 Graciela Zecca
(del Libro de los Talleres de Edit. Dunken Nro: 3-año 2008)

1 comentario:

daniel eduardo dijo...

¡bárbaro! un cuento de naufragios de London.