Tenía tanta esperanza,
que me puse a pintar todo de verde.
Verde la cama, verdes las paredes,
verdes las calles, el horizonte verde.
Tanto verde se metió en mis entrañas,
que me transformé en árbol.
Eché raíces y mis brazos se extendieron,
formando ramas, para tocar el cielo.
Me subí a lo más alto
de mi frondosa copa,
para contarle al mundo
de mi felíz esperanza.
Luego lloré savia , cuando me cortaron.
Se achicaron las hojas cuando me quemaron.
Aún así de rodillas, con mi tronco caido
seguí exhalando verde.
Todavía me quedaba
tanta esperanza para pintar.
Mabel Eva Díaz
(Del Libro de los Talleres IV
Editorial Dunken)
2 comentarios:
me hiciste acordar al lapacho añoso que cortaron en mi vieja casa.
Dani que generoso eres,tus comentarios son la suave brisa que alienta a seguir caminando, Mabel
Publicar un comentario