Detrás de la puerta
Involuntarios espejos
descubren el llanto de la madrugada.
En la oscuridad del encierro
mueren de ceguera los sentimientos.
Los pies se aligeran
buscan desprenderse
del cruel cautiverio,
aunque abunden escollos
impidiendo los pasos,
porque tal vez
no siempre esto ocurra.
Aunque el mundo pretenda
trasladarse al revés,
la luz de los sueños
despejará el camino
y una lluvia de pétalos
obraran de señales.
Se anudarán las cortinas
que ocultan la mirada
renovando el deseo
de vivir la vida,
traspasar otros espejos
envolverse de magia
ser raíz que se yergue
engendrar la flor
que animará al viajero
trepar escaleras
negarse al temor de la incertidumbre
Aún queda tiempo
para mejorar el día
y ahuyentar al vacío
que acecha
detrás de la puerta.
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