La reconocí inmediatamente, podría haberla reconocido en medio de la multitud, sentí una indescriptible emoción
Reconocí su figura en medio de la multitud, desprendiéndose del flúor de las luces, desafiantes de poder, una emoción indescriptible me impulsó a sacarme el bozal de la noche, poniéndole fin al intenso bullir de prejuicios que amarraban mis pasos.
Sin demora, su presencia se recortó frente a mí, primero, hablaron las miradas, luego las palabras danzaron alrededor de afilados cuchillos, después se aquietaron en la calma de un beso, el beso llevó a las caricias y las caricias encendieron el fuego, ese fuego que te caracteriza y me lleva reconocerte, inmediatamente, aún en la distancia.
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