El siguiente texto y su fotografia, pertenecen el libro "Paralelismos"
Debajo del puente, yacen dormidos los gigantes, como una masa de hierro enmohecido. Chorreados por ríos de lágrimas oxidadas, desprendiendo la pintura que alguna vez fue brillante.
En los vagones antes inundados de sueños, anidan las palomas y habitan indigentes que perdieron la dignidad de tener un hogar.
Apoyada en la barandilla del viaducto, descubrí a ese rebaño de metal, expuesto a las inclemencias del tiempo y la rapiña.
Sentí que mi alma se enternecía, no acertaba a comprender que capricho influyó en la decisión de detenerlos.
Si aguzara el oído, vendrían a mí voces lejanas, gente que volvía o se marchaba con expresiones de alborozo o tristeza, corriendo en los pasillos preocupados por sus tareas cotidianas.
De pronto nació en mí el anhelo de ver esos gigantes despiertos. Los imagino saliendo de la boca de una montaña, asomando su trompa entre los sembradíos o serpenteando como culebra en la inmensidad de la selva, rompiendo con su silbato la tranquilidad de los pueblos.
Mágicas regiones que comenzaron una siesta interminable, el día en que alguien tuvo la cruel ocurrencia de dejarlos tirados como chatarra vieja.
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