Gonzalo Rojas Pizarro (Lebu, Chile 20 de diciembre de 1917) Poeta Chileno perteneciente a la generación de 1938. Su obra se enmarca en la tradición continuadora de las vanguardias literarias latinoamericanas del siglo XX. Ampliamente reconocido a nivel Hispanoamericano ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 1992, el Premio Nacional de Literatura de Chile 1992 y el Premio Cervantes 2003,[1] siendo considerado el poeta vivo más importante de Chile.
Hizo sus estudios secundarios en el Internado Nacional Barros Arana y los universitarios de derecho y pedagogía en la Universidad de Chile. Formó parte del grupo surrealista chileno, pero no del Mandrágora, se consideraba mas surrealista que este grupo (entrevista ARTV) en 1938, del cual se retiraría luego por diferencias de opinión. Fue profesor en Valparaíso entre 1946 y 1952. Luego, hasta 1973, profesor en la Universidad de Concepción donde funda el Departamento de Español. En dicha universidad creó los Encuentros de Escritores y las Escuelas Internacionales de Temporada.
Tuvo los siguientes cargos diplomáticos: consejero cultural en China 1970-1971, encargado de negocios en Cuba 1972-1973, este último cargo equivalente a embajador. En dicho país, se sentirá más cercano a los jóvenes que con el gobierno.
Tras el golpe de 1973, estuvo exiliado en la República Democrática Alemana (1973-1975), Venezuela (1975-1980), además de ser exonerado como profesor de todas las universidades chilenas.En 1958 recibe la Beca UNESCO para escritores, que lo lleva a residir varios meses en Europa. Gana la Beca Guggenheim en 1994, regresa a Chile y se radica en la ciudad de Chillán, donde vive hasta hoy. Vivió en Estados Unidos entre 1980 y 1994. Entre 1980 y 1985, fue profesor visitante en Columbia University y en la Universidad de Chicago. Entre 1985 y 1994 fue profesor titular en Brigham Young University. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, ambos en 1992. También recibió el Premio Octavio Paz de México y José Hernández de Argentina. Fue galardonado con el Premio Cervantes 2003 el 23 de abril de 2004. Su poesía está traducida al inglés, alemán, francés, portugués, ruso,
italiano, rumano, sueco, chino, turco y griego.
Es considerado uno de los más grandes poetas chilenos del Siglo XX. Su poesía, según él mismo ha expresado, tiene grandes influencias del Surrealismo, (aunque él no se considera surrealista), los poetas latinos (como Catulo) y de César Vallejo.
Autor fragmentario, su primer libro, La Miseria del Hombre (con ilustraciones de Pedraza), fue publicado en 1948, recibiendo malas reseñas por parte de los críticos; Alone llegó a decir, incluso : "Al paso que llevan, las letras nacionales no prometen nada bueno." En cambio, de parte de poetas recibió muy buenas críticas: Miguel Arteche le expresó: "Seguramente no va a gustar a ciertos críticos almibarados, sucios de espíritu. (...)Este es un libro que tiempo hacía no se presentaba en nuestro país." Gabriela Mistral dijo: "Me ha tomado mucho, me ha removido y, a trechos, me deja algo parecido al deslumbramiento de lo muy original, de lo realmente inédito. (...) Lo que sé, a veces, es recibir el relámpago violento de la creación efectiva, de lo genuino, y eso lo he experimentado con su precioso libro."
Recién 16 años después publicará, en 1964, su segundo libro, Contra la muerte, que será aumentado en otras ediciones. Rojas expresaría: "Mientras mi primer libro había tenido un grado de audiencia dispar, pero intensa, el segundo tuvo una acogida mayor. Sin presumir, puedo decir que situó mi nombre en América Latina".
En 1977 aparece Oscuro, en Venezuela, libro que le daría gran difusión en el continente, logrando buenas críticas. Carlos Fuentes diría, al recibir el Premio Rómulo Gallegos de ese año, donde Rojas fue jurado, que éste constituye "el gran arco lírico" junto a Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, José Gorostiza, César Vallejo, José Lezama Lima y Octavio Paz.
En 1979 aparece Transtierro (Versión antológica). En 1980 aparecen 2 libros, Antología breve y 50 poemas. En 1981 aparece Del relámpago, que será aumentada en su segunda edición de 1984. En 1986 publica El alumbrado. En 1987, en Madrid, publica El alumbrado y otros poemas, que será aumentada en la edición chilena.
En 1988 se publica Antología Personal, Schizotext and Other poems y Materia de testamento.
En marzo de 1989 aparece Materia de testamento en un ranking de El País como uno de los tres libros de poesía más vendidos del últimos año.
Es Doctor Honoris Causa por la prestigiosa Universidad Europea de Madrid y de la Universidad Andres Bello.
Obras publicadas
La miseria del hombre (1948)
Contra la muerte (1964)
Oscuro (1977)
Transtierro (1979)
Críptico y otros Poemas (1980)
Antología breve (1980)
Del relámpago (1981)
50 Poemas (1982)
Del relámpago. 2.ed. (1984)
El alumbrado (1986)
El alumbrado y otros poemas (1987)
Materia de testamento (1988)
Antología personal (1988)
Esquizotexto texto y otros poemas (1988)
Desocupado lector (1990)
Zumbido (1991)
Antología de aire (1991)
Las hermosas. Poesías de amor (1992)
Cinco Visiones (1992)
Contra la muerte. 2. ed. (1993)
Am Grund von alledem schlaeft ein Pferd (1993)
Carta a Huidobro y Morbo y Aura del mal (1994)
La miseria del hombre (1995)
Río Turbio (1996)
80 veces nadie (1997)
Obra selecta(1997)
Tres Poemas (1998)
Diálogo con Ovidio(1999)
Metamorfosis de lo mismo(2000)
¿Que se ama cuando se ama? (2000)
Velocities of the possible (2000)
Requiem de la mariposa (2001)
Hombre es baile, mujer es igualmente baile (2001)
Antología poética (2001)
Al silencio (2002)
La palabra placer y otros poemas (2002)
Del ocio sagrado (2002)
No haya corrupción (2003)
Poesía esencial (2003)
L'illuminè (2003)
Inconcluso (2003)
Concierto; antología poética (2004)
Antología personal. 2.ed. (2004)
La reninez (2004)
Antología poética. 2. ed. (2004)
La voz de Gonzalo Rojas (2004)
Poemas selectos (2004)
Del loco amor (2004)
Mot Doeden = Contra la muerte (2005)
XXI por egipcio (2005)
From the Lightning. Selected Poems (2005)
La misere de l'homme (2005)
Man Ray hizo la foto ( 2005)
Das Haus aus Luft (2005)
Las sílabas ( 2006 )
Poesía Esencial (2006)
Esquizo (2007)
Del Agua (2007) Regalo oficial del Gobierno de Chile a los Presidentes y Jefes de Estado asistentes a la XVII Cumbre Iberoamericana celebrada en octubre de 2007 en Santiago de Chile.
POEMAS
Carta del suicida
Carta del suicida
Juro que esta mujer me ha partido los sesos,
Por que ella sale y entra como una bala loca,
Y abre mis parietales y nunca cicatriza,Así sople el verano o el invierno,
Así viva feliz sentado sobre el triunfo
Y el estomago lleno, como un cóndor saciado,
Así padezca el látigo del hambre,
así me acueste
O me levante, y me hunda de cabeza en el día
Como una piedra bajo la corriente cambiante.
Así toque mi citara para engañarme, así
Se habrá una puerta y entren diez mujeres desnudas,
Marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
Unas sobre otras hasta consumirse.
Juro que ella perdura porque ella sale y entra
Como una bala loca,
Me sigue a donde voy y me sirve de hada.
Cítara mía, hermosa...
Cítara mía, hermosa
muchacha tantas veces gozada en mis festines
carnales y frutales, cantemos hoy para los ángeles,
toquemos para Dios este arrebato velocísimo,
desnudémonos ya, metámonos adentro
del beso más furioso,
porque el cielo nos mira y se complace
en nuestra libertad de animales desnudos.
Dame otra vez tu cuerpo, sus racimos oscuros para que de ellos mane
la luz, deja que muerda tus estrellas, tus nubes olorosas,
único cielo que conozco, permíteme
recorrerte y tocarte como un nuevo David todas la cuerdas,
para que el mismo Dios vaya con mi semilla
como un latido múltiple por tus venas preciosas
y te estalle en los pechos de mármol y destruya
tu armónica cintura, mi cítara, y te baje a la belleza
de la vida mortal.
Del sentido
Muslo lo que toco, muslo
y pétalo de mujer el día, muslo
lo blanco de lo traslúcido, U
y mas U, y mas y más U lo último
debajo de lo último, labio
el muslo en su latido
nupcial, y ojo
el muslo de verlo todo, y Hado,
sobre todo Hado de nacer, piedra
de no morir, muslo:
leopardo tembloroso.
La loba
Unos meses la sangre se vistió con tu hermosa
figura de muchacha, con tu pelo
torrencial, y el sonido
de tu risa unos meses me hizo llorar las ásperas espinas
de la tristeza. El mundo
se me empezó a morir como un niño en la noche,
y yo mismo era un niño con mis años a cuestas por las calles, un ángel
ciego, terrestre, oscuro,
con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justicia
sacándome los ojos por haberte mirado.
Y tú volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi diosa,
segura, perfumada,
porque no eras culpable de haber nacido hermosa, y la alegría
salía por tu boca como vertiente pura
de marfil, y bailabas
con tus pasos felices de loba, y en el vértigo
del día, otra muchacha
que salía de ti, como otra maravilla
de lo maravilloso, me escribía una carta profundamente triste,
porque estábamos lejos, y decías
que me amabas.
Pero los meses vuelan como vuelan los días, como vuelan
en un vuelo sin fin las tempestades,
pues nadie sabe nada de nada, y es confuso
todo lo que elegimos hasta que nos quedamos
solos, definitivos, completamente solos.
Quédate ahí, muchacha. Párate ahí, en el giro
del baile, como entonces, cuando te vi venir, mi rara estrella.
Quiero seguirte viendo muchos años, venir
impalpable, profunda,
girante, así, perfecta, con tu negro vestido
y tu pañuelo verde, y esa cintura, amor,
y esa cintura.
Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire
o en luz, pero te digo que subirás con éste y no con otro:
con éste que ahora te habla de vivir para siempre
tú subirás al sol, tú volverás
con él y no con otro, una tarde de junio,
cada trescientos años, a la orilla del mar,
eterna, eternamente con él y no con otro.
Las hermosas
Eléctricas, desnudas en el mármol ardiente que pasa de la piel a los vestidos,
turgentes, desafiantes, rápida la marea,
pisan el mundo, pisan la estrella de la suerte con sus finos tacones
y germinan, germinan como plantas silvestres en la calle,
y echan su aroma duro verdemente.
Cálidas impalpables del verano que zumba carnicero. Ni rosas
ni arcángeles: muchachas del país, adivinas
del hombre, y algo más que el calor centelleante,
algo más, algo más que estas ramas flexibles
que saben lo que saben como sabe la tierra.
Tan livianas, tan hondas, tan certeras las suaves. Cacería
de ojos azules y otras llamaradas urgentes en el baile
de las calles veloces. Hembras, hembras
en el oleaje ronco donde echamos las redes de los cinco sentidos
para sacar apenas el beso de la espuma.
Los cómplicesTe decía en la carta
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso no necesita escribirse.
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